un paseo por Brasil









En la Região dos Lagos -Rio de Janeiro-, la playa de pescadores que se hizo famosa por la visita de Brigitte Bardot ya no es la misma. Búzios creció tal vez en demasía, aunque su encanto continúa intacto.

Lo mejor de Búzios es la variedad, cantidad y cercanía de sus playas. Azeda, Azedinha, João Fernandes, Ferradura, Geribá, Brava. Las hay con olas, calmas, con forma de ensenada, anchas, alargadas. Alquilar un auto o buggy es imprescindible para recorrerlas. La clave es ir fuera de temporada para evitar la multitud y el tránsito. Por las noches, la Rua das Pedras, repleta de tiendas, bares, restaurantes y discotecas es el punto de encuentro. Mujeres, abstenerse de llevar taco alto.

    La Política Nacional de Turismo, implementada por Embratur (Instituto Brasileño de Turismo), enfoca el turismo como una forma de promover la preservación del patrimonio natural y cultural del País. 

    Por otra parte también tiene por finalidad promover e incrementar el turismo como fuente de renta, de generación de empleo y de desarrollo socioeconómico.  

    A partir de 1999, la Política Nacional de Turismo fue reorientada y alineada dejando como resultado, los Programas y Acciones de Embratur para el período 2000 a 2003.  

    Todos los años, la OMT (Organización Mundial del Turismo), realiza un levantamiento para evaluar la participación del turismo en la economía de cada nación.  

    Brasil se ha destacado cada año como mercado turístico, mostrando un creciente aumento del volumen de turistas extranjeros que visitan el país

    Uno de los aspectos más fascinantes de la rica cultura brasileña es su gastronomía. Del mismo modo que el pueblo brasileño, los platos típicos de Brasil son producto de muy diversas influencias culturales: indígenas, africanas, portuguesas, italianas, alemanas, árabes…
    La creativa fusión de estas tradiciones gastronómicas da a la cocina brasileña su carácter variado y multicolor, con sabores únicos en el mundo. Los frutos marinos, el arroz con frijoles, las frutas tropicales, la carne asada y los derivados del maíz son algunos de los principales sabores que componen los platos autóctonos de Brasil, preparados mediante técnicas de larga data que se han combinado y adaptado a lo largo de la historia del país.
    Esta diversidad gastronómica y la inmensidad del territorio hacen que la cocina brasileña no sea uniforme: en cada región encontramos especialidades que definen la cultura local. Cada zona del país tiene su propio repertorio gastronómico determinado por sus herencias culturales, los ingredientes típicos de la región y las necesidades de cada pueblo ante factores como el clima. El concierto de gastronomías locales se conjuga con algunos platillos que, por su gran popularidad en todo el país, se consideran patrimonio nacional en todas las regiones de Brasil.


    Sería muy fácil decir que se debería elegir este país simplemente por su extrema belleza y hospitalidad incomparable, pero para ser un poco más exactos será necesario destacar algunos de los aspectos que lo ubican en una posición destacada respecto a los demás destinos turísticos latinoamericanos.

    En primer lugar, por su naturaleza aún pura, salvaje y de proporciones míticas; en segundo lugar por ser sinónimo de urbe esencialmente cosmopolita que descansa en cálidas playas de agua cristalina.

    Por otra parte, para muchos que lo han conocido, es catalogado como un país poseedor del pueblo embajador de tradiciones históricas y culturales únicas, creador indiscutible de los más afamados manjares marinos.

    Ahora si a todo esto le sumamos su cautivante folclore, recordando que además es el poseedor del mayormente concurrido, más festivo, brillante y colorido carnaval del mundo, creo que ya no quedan dudas de por qué elegirlo.

    El río Iguazú es la razón de su nombre; un río casi con vida propia que desde su nacimiento en la zona de la Sierra Do Mar al sur de Brasil y hasta llegar a conformar las cataratas, consta de aproximadamente unos mil trescientos kilómetros de recorrido



    Río de Janeiro, con sus playas de arena blanca, mar azul y las montañas cubiertas de verde, sigue siendo la postal más conocida de Brasil. Los aficionados que viajen allí para el Mundial de fútbol no podrán asistir a su carnaval y quizá no tengan tiempo de hacer turismo de favelas, pero desde luego no podrán evitar pasar una mañana en Ipanema, una de las playas más conocidas de la ciudad. A pesar de su fama, Río también es una ciudad atractiva durante el día. Encontramos una especie de obsesión por la salud y la buena apariencia, que lleva a muchos cariocas a hacer todo lo necesario para mantener el bronceado y la buena forma física. La playa es su destino favorito por la mañana tarde y al final de la tarde. Los lugares más populares están entre el Posto 7 y el Posto 10 (son los números con que se identifican a los puestos de socorristas, que sirven también como «localizador» en la arena). A la hora de comer junto a la playa (marisco y una caipirinha, el cóctel brasileño hecho con frutas y licor de caña de azúcar), pruebe en el Restaurante Azul Marinho en el Arpoador Inn (Av. Francisco Bhering, cerca del Posto 7).











    Si Brasil es el imperio de las playas,Fernando de Noronha es la reina indiscutible. Los tres primeros puestos de los más reconocidos rankings de playas son ocupados por arenas de esta isla bien preservada que emerge a 360 kilómetros del estado de Pernambuco.

    Bahia do Sancho es la playa número uno, se llega bajando por unas escaleras verticales enclavadas en la roca. No hay kioscos ni restaurantes y los visitantes son escasos, lo que la torna aun más linda. Vale la pena caminar hasta el extremo izquierdo y llegar hasta la base del morro, donde hay una cascada de agua dulce y tibia.

    A esta playa le sigue Bahia dos Porcos, con sus piscinas naturales ideales para hacer snorkel y contemplar cardúmenes multicolor, tortugas y rayas.